En este último bloque temático,
el más largo y el más denso, nos metimos
de lleno en el tema de la orientación laboral.
Hemos visto que hay varios modelos; que los principios básicos para llevar a cabo esta función son la
individualización, la flexibilidad y el desarrollo de la autonomía del sujeto. Vimos unas pinceladas de los diferentes
sistemas de orientación que utilizan nuestros socios europeos: similitudes,
diferencias...
A continuación hemos visto cómo
se desarrollan los IPI, sus características, elaboración, fases ...
Vimos también, en profundidad,
las entrevistas de trabajo: sus funciones, tipos, partes, etc. con talleres y simulaciones.
Después tratamos un tema
importantísimo: la prospección de empleo.
Todo orientador tiene que hacer, en mayor o menor medida, funciones de
prospector de empleo. En muchos casos es
suficiente encauzar a nuestro cliente para que ponga en funcionamiento todos
sus recursos y obtenga un resultado positivo. En otros, es necesario conocer las
potenciales ofertas de empleo y utilizar este recurso en beneficio de algún
cliente en situación especialmente
vulnerable.
En el tema 15 repasamos las
técnicas y herramientas de búsqueda de empleo: el CV, la carta de presentación, el
videocurrículo, la entrevista (de nuevo), la dinámica de grupos, los test, la
importancia del uso de las nuevas tecnologías en este proceso de búsqueda de
empleo, etc.
El último tema, no por
interesante menos árido, trató del emprendimiento: no se busca sino que se crea
empleo. En ocasiones el emprendedor
busca unas pautas en las que apoyarse para encauzar su proyecto. El orientador laboral debe conocer cómo se
elabora el plan de empresa en todas sus fases para poder ir supervisando su
elaboración y que, en función del
resultado de las previsiones, el cliente pueda tomar una decisión con ciertas
garantías.
La tarea del orientador laboral
requiere conocimientos multidisciplinares, psicológicos e instrumentales para
poder llevar a cabo su función. Tiene
que manejar recursos formativos, laborales, sociales, normativos, emocionales
y, sin duda, tecnológicos. En la
actualidad, para la mayoría de perfiles ocupacionales, es necesario un cierto
grado de alfabetización digital y el uso de redes sociales y el orientador
laboral tiene que hacer uso de estas herramientas y debe facilitar, en lo
posible, la información y la motivación a sus orientados para hacer uso de
estos instrumentos.
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