Reflexiones sobre el Módulo 2
En este módulo vimos cómo la Orientación Laboral
tiene su origen en la Revolución Industrial
con el surgimiento de nuevas ocupaciones y el reparto en tareas especializadas,
consiguiendo una mayor productividad por esta vía.
Actualmente está experimentando un proceso de ajuste,
crecimiento y desarrollo exponencial debido, muy probablemente, a que asistimos
a una nueva revolución que está
cambiando radicalmente el mercado laboral y que viene de la mano de la incorporación e incremento explosivo de las TIC. Tecnologías que están en evolución permanente
y requieren el desarrollo de nuevas habilidades por parte de todos los
implicados en la mayoría de los procesos productivos.
El orientador laboral debe, entonces, desarrollar
competencias digitales para poder realizar su trabajo con ciertas garantías en
el contexto actual.
El orientador laboral ha de ser una persona con una serie de
aptitudes y actitudes – empatía,
asertividad, … – y un profundo conocimiento del mercado laboral para
saber cuáles son los perfiles más demandados.
Ha de tener una inteligencia emocional muy desarrollada para descubrir el
“diamante” que se encierra dentro de su cliente y sacar de él sus mejores
facetas. Para realizar su función
utilizará una metodología, que comienza con la escucha activa en una entrevista
inicial, donde ha de aplicar todas las técnicas precisas para conseguir una
comunicación eficaz, evitando las barreras de comunicación. A continuación se propondrá una estrategia
para alcanzar su objetivo que ha de ser pactado con su cliente. Este cliente tiene que estar motivado para
realizar las actividades que se proponen y, aquí, el orientador actúa como
coaching dinamizador a lo largo de todo el proceso que concluirá con la meta
propuesta.
La labor del Orientador laboral requiere muchas habilidades
sociales, y de otro tipo, y manejo adecuado de gran cantidad de
información. Es una labor que puede ser
muy estimulante, cuando se consigue que el demandante retome las riendas de su
futuro porque ya vuelve a creer en sí mismo (autoestima), ya recargó sus pilas
y se ve capaz de conseguir sus objetivos.